Ustedes son la sal de la tierra.
Si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará?
Para nada vale ya, excepto para tirarla afuera
y para que la pisen los hombres.
Ustedes son la luz del mundo.
No se puede ocultar una ciudad
situada en la cumbre de un monte.
Ni se puede encender una lámpara
con el objeto de ponerla debajo del celemín;
se la pondrá sobre el candelero
para que alumbre
a todos los que están en casa.
Brille así la luz de ustedes
delante de los hombres,
para que vean las obras buenas de ustedes y
glorifiquen al Padre celestial de ustedes.
No piensen que he venido a abolir
la ley ni los profetas,
No he venido a abolir,
sino a dar cumplímiento.
Porque en verdad les digo,
que mientras duren el cielo y la tierra,
ni una iota ni una coma pasará de la ley,
hasta que todo se cumpla.
Así, el que viole uno solo de estos mandamientos,
aun los más pequeños;
y enseñe a violarlos a los hombres,
será el menor en el Reino de los cielos.
Porque les digo que si la justicia de ustedes
no supera a la (literal)
de los escribas y fariseos,
no entrarán en el Reino de los cielos.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos:
"No matarás,
El que mate, será reo de juicio."
Pero yo os digo
que todo el que se enfade con su hermano
será reo de juicio;
el que lo llame estúpido
será reo ante el Sanhedrín;
y el que le llame impío
será reo de caer en la gehenna de fuego.
Si pues, en el momento de llevar tu ofrenda al altar,
recuerdas que tu hermano tiene algo contra tí,
deja allí tu ofrenda y
vete primero a reconciliarte con tu hermano;
luego volverás a presentar tu ofrenda.
Haz pronto las paces con tu adversario
mientras vas con él por el camino.
No sea que te entregue al juez
y el juez al alguacil y te metan en la cárcel.
En verdad te digo
que no saldrás de allí
hasta pagar el último centavo.
Han oído que se dijo:
"No cometerás adulterio".
Pero yo les digo que todo el que mira
a una mujer deseándola,
ya adulteró con ella en su corazón.
Si, pues, tu ojo derecho te escandaliza,
arráncalo y arrójalo de tí;
más te vale perder uno de tus miembros,
que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Y sí tu mano derecha te escandaliza,
córtala y arrójala de tí;
más te vale perder uno de tus miembros,
que no que todo tu cuerpo vaya al infierno.
También se dijo:
"El que despida a su mujer,
que le dé acta de repudio (una protección para ella)".
Pero yo les digo
que todo el que despide a su mujer
(salvo el caso de fornicación)
la expone a cometer adulterio;
y el que se casa con una repudiada,
comete adulterio.
También han oído que se dijo a los antiguos:
"No perjurarás
sino que cumplirás al Señor tus juramentos".
Pero yo les digo que no juren en modo alguno
(ni por el cielo que es trono de Dios,
ni por la tierra, que es la tarima de tus pies,
ni por Jerusalén,
que es la ciudad del gran Rey,
ni por tu cabeza,
porque ni un cabello puedes volver blanco o negro).
Que el lenguaje de ustedes sea sí, sí; no, no.
Lo que pasa de ahí, viene del Malo.
Han oído que se dijo:
"Ojo por ojo y diente por diente".
Pero yo les digo
que no le hagan resistencia al malo.
A quien te abofetea la mejilla derecha,
preséntale tambien la otra.
Al que quiere pleitear contigo
para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y al que te exija andar cargado una milla,
anda con él dos.
Da a quien te pide y no le vuelvas la espalda
a quien te solícita préstamo.
Han oído que se dijo:
"Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo".
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos,
oren por quienes les persiguen,
para que sean ustedes hijos del Padre celestial,
que hace salir el sol sobre buenos y malos
y sobre justos y pecadores.
Porque si aman a quienes les aman,
¿qué recompensa pueden merecer?
¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si ustedes saludan a sus hermanos solamente
¿qué hacen de más?
¿No hacen esto mismo los gentiles?
[Sean ustedes perfectos,
como es perfecto el Padre celestial]
Cuiden de no hacer sus buenas obras
delante de los hombres
con el objeto de ser vistos por ellos.
Si nó, no tendrán recompensa del Padre celestial.
Por tanto, cuando des limosna,
que no sepa tu mano izquierda
lo que hace tu derecha,
para que tu limosna quede oculta
y tu Padre, que ve lo secreto, te premiará.
Y cuando oren, no sean como los hipócritas,
que buscan orar
en las sinagogas y en los ángulos de las plazas,
bien plantados para ser vistos por los demás.
En verdad les dígo
que ya recibieron su paga.
Tú, cuando ores, entra en tu habitaclon,
cierra la puerta
y ora a tu Padre que está en lo secreto;
y tu Padre, que ve lo secreto, te premiará.
Cuando ayunen, no se pongan demacrados
como los hipócritas que afean su rostro
para que los hombres vean que ayunan.
En verdad les digo que ya recibieron su paga.
Tú, cuando ayunes,
unge tu cabeza y
lava tu cara, para que los hombres
no vean que ayunas,
sino tu Padre, que está en lo secreto.
Y tu Padre, que ve lo secreto, te premiará.
No atesoren en la tierra,
donde la polilla y el orín corroen;
y donde los ladrones socavan y roban.
Atesoren más bien en el cielo,
donde ni la polilla ni el orín corroen,
donde los ladrones no socavan ni roban;
porque donde está tu tesoro,
allí también está tu coraz6n.
La luz del cuerpo es el ojo.
Si tu ojo está sano,
todo tu cuerpo estará alumbrado;
pero si tu ojo está enfermo
todo tu cuerpo estará oscuro.
Y si la luz en tí es tiniebla,
¿cuánta será la oscuridad?
Nadie puede ser esclavo de dos señores:
porque odiará a uno
y amará al otro,
o bien se unirá a uno y
despreciará al otro:
No pueden servir a Dios y al dinero.
Por eso les digo: No se preocupen por su vida,
qué comerán o qué beberán;
ni por el cuerpo, con qué lo vestirán.
¿No es más la vida que el alimento
y el cuerpo que el vestido?
Miren las aves del cielo:
no siembran ni siegan,
ni recogen en graneros
y el Padre de ustedes que está en el clelo
las alimenta.
¿No valen ustedes mucho más que ellas?
¿Quién de ustedes, con todo su cavilar,
puede añadir solo medio metro a su medida?
Y del vestido, ¿por qué se preocupan?
Aprendan de los lirios del campo, cómo crecen;
no se cansan ni hilan;
pero yo les digo que ni Salomón,
en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.
Pues si la hierba del campo,
que hoy es y mañana se echa al fuego,
Dios así la viste,
¿no hará más con ustedes, hombres de poca fe?
Así que no se inquieten diciendo:
¿Qué comeremos?
¿Qué beberemos?
¿Con qué nos vestiremos?
Que por todas estas cosan se afanan los gentíles.
Porque sabe el Padre que esas cosas las necesitan todas.
Busquen primero el Reino de Dios y su justicia,
y eso otro se les dará por añadidura.
Así que no se inquieten por el día de mañana,
que el mañana traerá su propia inquietud.
A cada día le basta su propia lágrima.
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán;
golpeen y se les abrirá.
Porque todo el que pide obtiene,
y el que busca encuentra
y al que golpea se le abre.
¿0 acaso hay alguno entre ustedes,
que al hijo que le pide pan,
le dé una piedra,
o si le pide un pescado, le dé una serpíente?
Si ustedes que son malos,
saben dar cosas buenas a sus hijos,
cuánto más el Padre de ustedes,
que está en los cielos,
dará cosas buenas a quienes se las pidan.
Así pues, hagan siempre con los demás
como ustedes quisieran que los demás
hagan con ustedes:
en esto consiste la ley de Moisés
y los libros de los profetas. |
Entren por la puerta estrecha.
La puerta para el camino de la perdicíón
es ancha y espaciosa y muchos entran por ella.
La puerta hacia el camino que lleva a la vida
es angosta y poco visible,
son escasos los que la encuentran.
Cuídense de los mentirosos
que alegan hablar en el nombre de Dios.
Estos vienen disfrazados de ovejas,
pero por dentro son lobos.
Ustedes los pueden reconocer por lo que hacen.
No se cosechan higos de los espinos
ni uvas de las zarzas.
Todo árbol bueno da frutos buenos
y el árbol malo da frutos malos.
El árbol bueno no puede dar fruto malo
ni el árbol malo dar fruto bueno.
Todo árbol que no da buen fruto es cortado
y se quema al fuego.
De modo que por sus frutos los reconocerán.
Quíen me diga "Señor, Señor",
no necesariamente
va a entrar en el Reino de los cielos.
Solamente quien haga la voluntad
de mí Padre celestial.
Cuando llegue ese día, muchos me dirán:
"Señor, Señor,
nosotros hemos hablado en tu nombre
y en tu nombre hemos expulsado
a los malos espíritus
y en tu nombre hemos hecho milagros."
Yo les diré: "Jamás les conocí;
apártense de mí, agentes de la iniquidad".
Quien me oye y hace como yo le digo
es como el hombre entendído
que construy6 su casa sobre la roca.
Vino la lluvia,
crecieron los ríos,
soplaron los vientos contra la casa.
Pero no se cayó. Su base estaba en la roca.
Pero quien me oye y no hace como yo le digo,
es como un tonto que edifíca sobre la arena.
Vino la lluvia, crecieron los ríos,
soplaron los vientos: la casa se vino abajo.
Todo fue un desastre.
Finalmente, al hacer oraci6n,
no repitan palabras inútiles
como quienes no conocen a Dios
y se imaginan que los oirá si hablan mucho.
No sean, pues, como ellos, porque el Padre
ya sabe lo que ustedes necesitan,
antes que se lo pidan.
Por eso, oren ustedes así:
- Padre nuestro que estás en los cielos
- santificado sea tu nombre,
- venga a nosotros tu Reino,
- hágase tu voluntad en la tierra, como en el cielo;
- el pan nuestro de cada día dánoslo hoy,
- perdona nuestras ofensas, así como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; - no nos dejes caer en la tentación;
- libranos del Malo.
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16.feb.2000
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"Temas Máximos" recopilados por Carlos von der Becke.
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